Pasado
De los primeros pobladores a los íberos
Hasta el momento no se ha podido hallar en el término de Oliete ninguna prueba de presencia humana durante el Paleolítico y Neolítico. No obstante, en el vecino pueblo de Alacón sí que se han encontrado restos de actividad de los últimos neandertales en el Paleolítico Medio.
Así pues, la primera muestra de poblamiento en Oliete pertenece al final del Eneolítico y principio del Bronce Antiguo (c.2000 a.C) y se corresponde a las pinturas rupestres del Frontón de la Tía Chula y al posible Santuario Solar asociado a ellas. Referente a la I Edad del Hierro se han hallado restos cerámicos en el Cabezo del Tío Serena. Es posible establecer una continuidad gracias a las excavaciones aún en curso del Museo de Teruel en el Poblado Ibérico de San Pedro, que parecen apuntar a que las capas más antiguas de dicho poblado corresponden a la transición a la II Edad del Hierro (s. V a.C), momento de inicio de la cultura ibérica.
La huella íbera y la romanización
Como vemos, el Poblado Ibérico de San Pedro se remontaría a las primeras etapas de la cultura ibérica, y gracias también a las nuevas investigaciones se sabe que es de gran relevancia al combinar una potente actividad económica (producción cerámica, agrícola…) con un imponente sistema defensivo, en parte aún conservado, poseyendo la torre en altura conservada más antigua de la Península Ibérica. También en Oliete se encuentra el Poblado Ibérico de El Palomar, construido en el siglo III a.C y ampliamente excavado, que ha aportado interesantes datos sobre la economía íbera. Un ejemplo es el hallazgo de huesos de oliva, que demuestra la antigüedad del cultivo en la zona. Ambos poblados fueron destruídos cuando ya estaban bajo dominio romano durante las Guerras Sertorianas (82-72 a.C). Sobre el período romano no hay seguridad sobre la existencia de ningún asentamiento, pero se atribuye a este momento el origen toponímico de Oliete en la palabra olivetum (en latín, campo de olivos).
El origen de Oliete: visigodos, musulmanes y la reconquista cristiana
En relación al período visigodo, se ha encontrado una necrópolis visigoda en El Palomar, entendiendo que los hispanovisigodos de la época aprovecharon las estructuras íberas en estado de ruina para realizar sobre ellas sus enterramientos. Es muy probable que existiera algún poblado visigodo contiguo a esta necrópolis, pero hasta el momento no ha sido localizado. También desconocemos si a la llegada de los musulmanes a la ribera del Martín sobre el 714 Oliete ya se encontraba en su emplazamiento actual, o si por el contrario fueron ellos quienes fundaron el casco urbano.
Sobre la etapa de dominio islámico no tenemos grandes certezas, más allá de atribuirle la construcción de las primeras murallas y el desarrollo del sistema de acequias del Río Martín. También es problemática la fecha de la Reconquista de Oliete, que basándose en la de pueblos cercanos se ha ubicado tradicionalmente entre 1157 y 1169, aunque la reciente publicación del manuscrito de Diego de Espés (s. XVI) parece indicar que Oliete ya estaba en manos cristianas en 1148. En todo caso, la primera aparición en documentación original de Oliete es del año 1179, bajo el nombre de Oliet.
El Oliete Bajomedieval
El primer señor feudal de Oliete que conocemos es Arnaldo Palacino, mencionado en documentos de 1204. Por vías aún por esclarecer, el señorío de Oliete pasó a Artal de Alagón, que tuvo un enfrentamiento con Jaime II de Aragón, quien en 1294 lo desposeyó de las villas de Oliete y Alcaine, permutándoselas por Pina de Ebro y Alcubierre. Tras un breve período de dominio real, Oliete pasó a Raimundo de Cardona en 1297 hasta 1312, año en que lo retornó a la Corona.
En 1333 adquirió el señorío Juan Galíndez de Sesé. Bajo casi un siglo de dominio de los Sesé, Oliete mejoró notablemente al obtener dos privilegios reales y conseguir el Concejo (primitivo ayuntamiento) numerosas mejoras en las cargas feudales sobre sus habitantes. El fin de los Sesé en Oliete vino ocasionado por el apoyo de estos al candidato opuesto a los Trastámara en el Compromiso de Caspe, que ocasionó que en 1411 Oliete fuera cercado por las tropas reales y buena parte de sus habitantes huyeran a Alcaine por un año. Finalmente en 1416 Oliete fue vendido a Berenguer de Bardají, y en 1430 fue ratificado por la donación de Oliete por parte del Rey al hijo de Berenguer.
La época Moderna
La entrada de Oliete a la época moderna vino marcada por la expulsión de los judíos en 1492, quienes en Oliete suponían un 10% de la población (unas 50 personas sobre un total de 500 en 1489) y de los cuales sabemos que disponían de una sinagoga. Recordemos que Oliete estaba en manos de los Bardají, quienes introdujeron a la familia Del Castillo, infanzones, como alcaides del castillo de Oliete, papel que durante el dominio de los Sesé ejercieron los Albero, también infanzones. Tenemos conocimiento de que en el siglo XVI los habitantes de Oliete llevaban a cabo cultivos de gran valor añadido como el azafrán o el cáñamo además de los propios para autoconsumo como el trigo o la vid. Ya a finales del siglo XVII se contruyó la actual Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, sustituyendo a la antigua que se emplazaba en el mismo lugar.
También se estima que se produjo una expansión en el olivar, con la introducción de la variedad empeltre. En el siglo XVIII Oliete se vio afectado por la Guerra de Sucesión, siendo ocupado militarmente en 1710. No obstante, en este siglo se produjo un desarrollo económico positivo, tal como demuestra la reforma de la Ermita de la Virgen del Cantal en 1747, la construcción de las capillas sobre los 3 arcos de entrada al municipio o la de la torre de la Iglesia. Además, se extinguió la familia Bardají, heredando Oliete los Rebolledo (Marqueses de Lazán), quienes fueron los últimos señores de Oliete.
El siglo XIX
Como ocurrió en el siglo XVII, el siglo XIX comenzó con una guerra, la de Independencia (1808-1814). Sobre Oliete sabemos que estuvo bajo dominación francesa entre 1809 y 1813. La siguiente guerra que afectó a Oliete fue la I Guerra Carlista (1833-1840), en que la localidad se posicionó a favor de los isabelinos y fue conquistada por los carlistas en 1835, quemando el archivo municipal, lo que ocasionó posteriormente el traslado del Ayuntamiento a su actual ubicación en 1841. En 1861, tras una dura batalla legal de más de 10 años, se redimió el censo de Oliete, quedando libre del dominio señorial. La III Guerra Carlista (1872-1876) tuvo un fuerte impacto en el municipio, como nueve años después también lo tuvo una grave epidemia de cólera (verano de 1885), que en poco más de dos meses mató a un 10% de los olietanos.
A pesar de tantas convulsiones, el siglo XIX fue económicamente hablando muy fructífero, siendo Oliete pueblo destacado en los cultivos de olivar, viña, cáñamo y especialmente morera para la producción de gusano de seda. Además, la apertura de minas de alumbre y carbón en la segunda parte del siglo y la construcción del Pantano del Escuriza (o Congosto) a partir de 1880 sirvieron de colofón a este gran desarrollo.
Primera mitad Siglo XX: Oliete en su máximo esplendor
Oliete empezó el siglo XX como terminó el XIX, construyendo un pantano. Tras la inauguración del Pantano del Escuriza en 1899, en 1903 el Ayuntamiento autorizó la construcción de una nueva presa en la zona de la Cueva Foradada, donde ya existía el azud que recogía las aguas del Río Martín. La construcción de dicho embalse, unida a una agricultura de pequeños propietarios que producía importantes excedentes de aceite, vino y azafrán, y la apertura de nuevas minas de carbón llevaron a Oliete al punto más álgido de su historia.Así lo demuestra la construcción de una central que abastecía de electricidad al pueblo desde la temprana fecha de 1902, la edificación del puente sobre el Río Martín en 1909 o su población, que llegó a su máximo absoluto en 1910 con más de 2.500 habitantes.
Esta situación de bonanza económica se mantuvo hasta 1936, con motivo de la Guerra Civil. Durante esta guerra Oliete experimentó en primer lugar la represión y la destrucción de gran parte de su patrimonio por parte de los anarquistas, la muerte de muchos de sus hijos en combate, y tras la entrada de las tropas franquistas el 11 de marzo de 1938 al pueblo, la persecución de numerosos vecinos de ideología opuesta.
Segunda mitad Siglo XX: los años del éxodo y la despoblación
Al finalizar la guerra, Oliete reunía muchos requisitos para que en él se iniciase un fenómeno común al resto del mundo rural español: el éxodo rural. La causa fundamental fue el agravamiento del minifundismo (pequeña propiedad) al repartir entre todos los herederos las fincas de los progenitores, impidiendo que ninguno de ellos obtuviera recursos suficientes para sobrevivir. Además, estas pequeñas parcelas y el terreno irregular no permitieron la mecanización de buena parte del agro olietano.
Por estos y más motivos se propició la emigración a la ciudad, fundamentalmente a Barcelona a partir de los años 40, incrementándose de manera progresiva en los 50 y 60, llegando a su punto máximo en 1966, coincidiendo con el cierre de la última mina de carbón en el término.
La sangría poblacional continuó en los 70, pero esta vez con una emigración más encauzada a Zaragoza, frenándose a principios de los 80. En estos 40 años, Oliete perdió más de 1.300 habitantes (un 65% del total), más de la mitad de su superficie agraria fue abandonada, se cerraron numerosas viviendas y negocios, se perdieron servicios, y en gran parte las formas de vida ancestrales del pueblo desaparecieron. Desde los años 80 la situación no se ha revertido, llegando a la actualidad con una población envejecida y en retroceso, que ubica a Oliete al borde de la extinción.
Presente
La curva demográfica de Oliete pesa sobre todos los vecinos y vecinas como nunca. Cada año perdemos población, ante esa lenta caida no podemos mas que unirnos para hacer frente a lo que llaman el reto demográfico.
Una población envejecida y una juventud que busca futuro fuera de nuestro municipio son los grandes retos a los que nos enfrentamos.
Pero sabemos que somos unos privilegiados, estamos en un enclave único, tenemos tierras ricas bañadas por agua del río Martín, un patrimonio histórico extraordinario, y sobre todo, la paz y calidad de vida que ofrece nuestro pueblo.
Los que vienen cada vez que pueden, los que se vieron forzados a irse, pero algún día volverán, los nuevos que quieren venir y los que se quedan y se resisten a marchar, todos somos Oliete.
Futuro
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