A lo largo del otoño, gran variedad de árboles ofrecen su fruto. Durante estos días, es el turno de los nogales (Juglans Regia), más conocidos en Oliete como «nogueras».
El nogal es originario de Persia. Se cree que llegó a la Península Ibérica durante el Paleolítico, aunque su cultivo y difusión tuvo lugar más tarde, en tiempos del Imperio Romano.
En relación a Oliete, sabemos que el cultivo de la nuez ya se practicaba en el siglo XVI gracias a un documento notarial de 1566, en el que Mosén Johan Lisbona, cura de Oliete, arrendó al cura de Muniesa los frutos de la vicaría, entre los cuales se encontraban las nueces.
Ya a mediados del siglo XIX, en el Amillaramiento de 1851 de Oliete, conservado en el AHPTe, se dice que en el término se hallaban numerosas nogueras entre las fincas de la huerta. Además de esto, este interesante documento recoge también las labores asociadas a la cosecha, como son varear («batollar»), recoger la nuez del suelo, transportarla y limpiarla.
La mayor parte de las nueces cosechadas en Oliete se destinaban al autoconsumo o a su intercambio o venta entre vecinos, no habiendo constancia de que existiera una comercialización exterior como sí ocurrió con el aceite, el azafrán o las manzanas, por poner algunos ejemplos.
El cultivo de las nogueras entró en decadencia en Oliete tras la Guerra Civil, momento en que muchos ejemplares fueron arrancados y vendidos a comerciales de madera, mientras que otros perecieron y siguen pereciendo por abandono. No obstante, aún sigue siendo posible encontrar fincas con nogales en producción, e incluso con plantaciones recientes.
Testimonio de la importancia que otrora tuvo la nuez en Oliete es el recetario olietano, que la tiene como ingrediente imprescindible en muchas de sus preparaciones como son el cardo en salsa (consumido típicamente en Nochebuena), las flores de calabacín en salsa, las picadas para los guisos de conejo, o el popular bollo de nueces.
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